Caja de acertijo de Yogg-Saron

Los fragmentos de este artefacto emiten un susurro sin sentido, que se van sumando a medida que acumulas objetos hasta convertirse en un sonido enloquecedor.

Esta pequeña caja tiene muchos paneles que cambian, bisagras que se mueven y cierres escondidos. Pero no importa como los manipulemos, parece imposible abrir la caja para descubrir los contenidos de su interior. También es difícil simplemente intentarlo, por que el artefacto oscuro no deja de susurrarnos: «FUE culpa tuya. FUE culpa tuya. FUE culpa tuya. FUE culpa tuya«.

En el fondo del océano incluso la luz debe morir.
Las casas silenciosas, durmientes, que miran fijamente en esta región apartada siempre sueñan. Sería misericordioso derribarlas.
No existe ninguna distinción clara entre lo real y lo irreal.
Incluso la muerte podría morir.
Hay un pequeño cordero perdido en los bosques oscuros.
Todos los lugares, todas las cosas tienen almas. Todas las almas pueden ser devoradas.
¿Qué puede cambiar la naturaleza de un hombre?
Las estrellas emiten corrientes frías que hacen que los hombres sientan escalofríos en la noche.
¿Tu sueñas cuando duermes o están solo una forma de huir de los horrores de la realidad?
Mira alrededor. Todos te traicionarán. Huye al bosque negro sin dejar de gritar.
En la tierra de Ny’alotha solo existe el sueño.
En la ciudad durmiente de Ny’alota solo caminan las cosas que están locas.
Ny’alotha es una ciudad antigua, terrible, de innumerables crímenes.
Y’knath k’th’rygg k’yi mrr’ungha gr’mula.
El vacío devora tu alma. Se deleita alimentándose lentamente.
El corazón del dios ahogado es hielo negro.
Está justo detrás de ti. No te muevas. No respires.
¿Has tenido el sueño otra vez? Una cabra negra con siete ojos observa desde el exterior.
En la ciudad sumergida, yace y sueña.
¡Ábreme! ¡Ábreme! ¡Ábreme! Solo entonces tendrás paz.
Te resistes. Te aferras a tu vida como si importara algo. Ya aprenderás.
Los espíritus atormentados de tus ancestros te acosan gritando en silencio. Al parecer, son bastantes.
Los peces conocen todos los secretos. Conocen el frío. Conocen la oscuridad.
Un grajo gigante observa desde los árboles muertos. Nada respira debajo de su sombra.
Bajo la sombra de la aguja oscurecida no hay luz, ni piedad, solo vacío y caos.
Al final estarás tú solo.

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